¿A dónde vas con tanta prisa?
Los accidentes son una llamada de atención para integrar la calma.
Los accidentes son una llamada de atención para integrar la calma.
Mi prensa francesa se rompió, o la rompí. Al sacarla del refri y no sostenerla bien, terminó en el piso. Una prensa francesa con café delicioso dentro, un concentrado para cold brew que estuvo reposado 48 horas y que estuve saboreando antes de esas 48 horas.
Me gustan los rituales, así que fui a escoger el café y a molerlo (me encanta el café recién molido, el olor es más intenso). Y a veces bastan solo unos segundos para que eso a lo que le pusimos amor, tiempo, dedicación y atención (aunque en algún punto la perdimos), se vaya al carajo. Lo cool es que de todo aprendes y todo puede ser una lección que te ayuda a elegir mejor, si decides verlo así.
Me gusta pensar en lo que hablaba con Majo, una amiga con la que he compartido sobre temas que me parecen interesantes, desde lo que nos funciona para entrenar mejor, hasta cómo le hablamos a nuestra niña interior para que se sienta segura y cómo eso impacta en nuestra vida de una forma muy poderosa.
Cuando me preguntaba sobre cómo me iba con mi nuevo hogar, le compartí:
—Bien, me tuve que ajustar al nuevo espacio, pero me gusta porque me despedí de muchas cosas que ya no usaba y que solo estaban “estorbando”.
Y me dijo:
—¿Te das cuenta de que, con ese pensamiento, nada te chinga?
Me reí y asentí con los cachetes inflados mientras terminaba de tomar agua.
Recordé esa conversación cuando vi la prensa francesa rota que tanto me gustaba.
—¿Qué me vienes a mostrar? —pensé—. ¿Qué es lo bueno de esto que no estoy viendo? ¿Será este un recordatorio de que a veces puedo ser incongruente? Seguro.
Justo ayer subí un “photo dump” a Instagram en donde compartí dos frases que encontré en Pinterest sobre la calma. Las subí porque me gusta usar las redes también como archivos y ver en lo que estaba trabajando o lo que estaba integrando en ese momento.
Luego de que se rompiera, pensé:
—Ok, ya está. Se rompió. Me prepararé un americano, desayunaré y después regreso a limpiar esto.
Luego de disfrutar de mi momento, me tocó recoger esos pedazos de vidrio salpicados de café. Se veía desastroso, pero olía espectacular.
Y sinceramente también creo que estas cosas son protección de algo. Como cuando olvidas el suéter, ponerte perfume (por favor, siempre regresa), un cargador o cualquier otra cosa que sabes que hará una diferencia importante en tu día si la llevas contigo. O cuando comienza a llover y pospones la salida, cuando algo te redirecciona y hace que todo cambie.
Cada que “te pase algo”, recuerda que las cosas pasan en pro de ti.
Las cosas pasan para ti, para tu aprendizaje, para mejorar algo. Son una invitación a reflexionar y cambiar tu energía a través de tus actos, pensamientos y la manera en la que ves las cosas. No hay desperdicio cuando adoptas esta perspectiva. O como dice Majo: “Así nada te chinga”.
Puede que haya perdido una linda prensa francesa, pero estoy segura de que gané algo más grande: la oportunidad de integrar y mantener la calma en mi vida. Porque justo al ser algo nuevo, algo que recientemente he decidido integrar, toma un poco de más esfuerzo elegirlo.
Deja que se rompa lo que tenga que romperse, lo que ya es insostenible: la prisa, las identidades viejas, las creencias que te mantienen creando una y otra vez los patrones más limitantes, las relaciones que solo funcionan cuando cedes en donde sabes que no debes ceder por amor y respeto a ti.
Todo para en pro de ti cuando aprendes, corriges y actúas diferente con lo que ahora sabes.
Pd: Si ya sabes que lo vas lograr, ¿para qué correr?
Que escrito tan lindo y sanador en una situación donde todo se rompe.